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    Caetano Veloso e Ivan Sacerdote por Raphael Vidigal

    Publicado el 21/01/2020 en el site "O tempo", el 21 de enero de 2020.

    CAETANO VELOSO SE UNE AL CLARINETISTA IVAN SACERDOTE PARA RECREAR ÉXITOS

    Desear novedades de Caetano Veloso (a sus 77 años) es comprensible, pero, ante el reciente lanzamiento del eterno tropicalista bahiano, la expectativa puede frustrar a los fans. El hermano de Maria Bethânia se consagró como uno de los artistas más inquietos y originales del país, desde que surgió en 1968 cantando “Alegria, alegria”, después de dividir con Gal Costa un LP que emulaba a la bossa nova.

    Desde entonces él se convirtió en la cara, los gestos, los tics y los repiques de la Tropicália, movimiento que abaló para siempre las estructuras de la cultura brasileña. Dueño de una obra monumental en términos de cantidad y calidad, ese señor casi octogenario se ha dado el lujo de disfrutar lo que conquistó y pasó a revisitar, con cada vez más frecuencia, su pasado de glorias.

    En los últimos años coma tirando del baúl perlas que coma por entonces pertenecientes a otros tiempos, sugieren aún algo a decir sobre el presente, Caetano se unió a los hijos y a su compadre Gilberto Gil en proyectos revisionistas. Después de trabajar con el riesgo en momentos clave de su prolífica trayectoria coma el músico parece subir a los escenarios con una firme red de seguridad.

    Encuentro. Lo que se ofrece en “Caetano Veloso & Ivan Sacerdote”, grabado entre Salvador y Nueva York, es un compilado previsible de músicas cuya belleza está más que establecida. La economía de canciones pesa a favor del trabajo.

    El hecho de que solo haya nueve agudiza la curiosidad de escuchar más de esas canciones más allá de los ritmos en la formación de la voz, la guitarra y el clarinete, y en los últimos dos, el anfitrión comparte voz con Mosquito, lo que valoriza los momentos donde Caetano es protagonista. La gran novedad es, justamente, la presencia de Ivan Sacerdote (de 32 años).

    El joven clarinetista carioca se formó en la Universidad Federal de Bahia y fue en Salvador donde el trabajo junto a Caetano comenzó. Antes, Sacerdote ya había tocado con Rosa Passos, una de las principales discípulas del estilo minimalista y preciso de João Gilberto (1931-2019). El instrumentista carga esas lecciones para el álbum. Todas las veces en que el sonido de su instrumento entra en escena, la impresión es de Justicia. Y coma cuando él se retira coma el vacío se resiente de su brillo.

    Repertorio. A pesar de eso, dada la amplitud de la obra de Caetano, el repertorio seleccionado enfrenta a otro desafío. Muy bien grabadas, conservando la belleza inherente de las canciones, las versiones no son antológicas al punto de desbancar a las originales o aquellas que se eternizaron en el imaginario popular.

    Un buen ejemplo es “Trilhos Urbanos”, veloz en las intervenciones del clarinetista, pero no tan arraigada al registro de 1979 que suena como mera repetición de una luz ya vista. “Peter Gast”, lanzada por Caetano en 1983, abre los trabajos con su estado de ánimo, aplicando peso al álbum. En la secuencia, “Aquele Frevo Axé” reserva uno de los instantes de mayor inspiración del encuentro que, esta vez, se torna triple, pues Cézar Mendes, coautor de la canción, toma posesión de la guitarra con la competencia habitual.

    La nostalgia en tono melancólico prepara el terreno para el rencor no disimulado de “O Ciúme”, de 1987, en una de las letras más penetrantes de Caetano. Difícil quedarse indiferente a los versos “tanta gente canta, tanta gente se calla / Tantas almas se extienden en la curtiduría / Sobre cada camino, sobre cada habitación / Flota, monstruosa, la sombra de los celos”. Única que permanecía inédita en la voz de Caetano, grabada apenas por Gal Costa, “Você não gosta de mim”, de 1998, es el mayor hallazgo que se encuentra en el CD. Esa fuerza atemporal de la canción se reafirma en la lírica y autobiográfica “Minha voz, minha vida”.

    “Onde o Rio é mais Baiano”, de 1994, y “Desde que o samba é samba”, de 1993, son reflexiones geográficas convertidas, en cierto modo, para la formación nacional. Con “Manhatã”, Caetano invoca su entusiasmo cosmopolita y, además, se burla.

    Caetano Veloso e Ivan Sacerdote

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