Page 21 - Revista Musicas do Brasil e mais - num. 9
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“Padrino, este fue mi último cumpleaños”, fue lo que me dijiste aquí en casa, en mi oficina,
                   solos los dos.  Por supuesto que sentí como si alguien me hubiera golpeado.  Yo había prepa-
                   rado un poema tuyo de tirada limitadísima, si no me equivoco con dibujo de Mello Menezes,
                   para distribuir entre aquellos que fueron a abrazarte en aquella reunión, donde fue prohibido
                   cantar obras que no fuesen las tuyas.  Marilia T. Barbosa debe tener recuerdos de aquella
                   reunión, que llegó hasta la madrugada.




                     Hablemos de vida, mi querido Cartola.  Tu obra, magnífica, continúa ahí, imperecedera.  Y
                   yo con mucha nostalgia de nuestros encuentros, tú siempre llamándome “padrino”.  El anillo
                   que me diste cuando te fuiste, ni quiero hablar de él ahora.  Quiero exaltar tu extrema digni-
                   dad como hombre de bien y alabarte como un poeta supremo.  Recuerdo que pedí a Drum-
                   mond que escribiese algo sobre ti en el periódico donde tenía una columna:  “Algunos, como
                   Cartola, son trigo que calidad especial.  Sirven de alimento constante.  Siempre sentimos
                   y pensamos en el sabor de esa comida.  El noble, el simple, no diré el divino, sino humano
                   Cartola, que se apasionó por el samba e hizo del samba el mensajero de su alma delicada”.
                   Recorté el artículo de Drummond y lo clavé en la cabecera de tu cama de hospital.  Mejor
 En la fotografía: DONA ZICA y HER-  homenaje, imposible.
 MÍNIO.  La fotografía data de 1964,
 durante la boda entre el compositor
 Cartola y Dona Zica, celebrada en la
 iglesia Sagrado Coração de Jesus, en   Puse a mis recuerdos la voz de la Divina Elizeth, para quien escribimos “Camarim”.  Vamos
 el barrio de Glória (Rio de Janeiro).     a oírla:  https://www.youtube.com/watch?v=ewF3mcnfA5w
 Hermínio fue el padrino.


                     Gracias, mi socio, amigo y ahijado Angenor de Oliveira, Cartola -Cartola de Zica, Cartola da
                   Estação Primeira de Mangueira.




                     Hasta siempre, mi poeta querido.  HBC.
 En 1964, Angenor de Oliveira (Cartola, 1908-
 1980) se casó con Euzébia Silva do Nascimen-
 to (Dona Zica, 1913-2003).  Se conocían des-
 de niños, cuando eran vecinos en el Morro da
 Mangueira, en Rio de Janeiro.  “Cartola y yo nos
 conocíamos desde que éramos pequeños, vivía-
 mos allí en el barrio.  Él salía en un bloco carna-
 valesco y yo en otro.  Después él fundó Man-
 gueira y yo comencé a salir en ella”, recuerda
 Dona Zica.  “Cartola se casó con una joven y yo
 también me casé con otro chico.  Salí del barrio
 y estuvimos mucho tiempo lejos uno del otro.
 Más tarde enviudé, él también.  Un día nos reen-
 contramos en la casa de mi hermana. Comen-
 zamos a charlar y a partir de ahí estamos juntos
 los dos”, declaró Dona Zica en 1973 durante un
 programa especial de televisión.  Ambos regen-
 tarían el restaurante Zicartola, lugar que sirvió
 como punto de encuentro de sambistas desta-
 cados en la cultura brasileña como Clara Nunes,                                                    2
 Elton Medeiros, Nelson Cavaquinho o Ismael Sil-
 va, entre otros muchos.





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